Dos genealogistas del Somontano: Manuel Abad y Francisco Otal por Juan José Nieto

Cerró el conjunto de conferencias de la Jornada, la realizada por Juan José Nieto Callén con el título “Dos genealogistas del somontano: Manuel Abad y Lasierra y Francisco Otal y Valonga”. A continuación transcribimos el resumen confeccionado por el propio autor.

Resumen de la conferencia «Dos genealogistas del somontano: Manuel Abad y Lasierra y Francisco Otal y Valonga» por Juan José Nieto Callén

A finales del siglo XVIII surgieron en el Somontano de Barbastro y Ribagorza una serie de importantes figuras del movimiento ilustrado. Los Azara en Barbuñales, los Heredia en Graus, los Cornel en Benasque. Sin embargo en la villa de Estadilla surgieron dos hermanos que destacaron por sus estudios históricos. Se trata de los hermanos Agustín y Manuel Abbad y Lasierra.

Existieron otros historiadores en el Somontano de Barbastro como Gabriel de Sese, Jorge Andreu y Ferraz pero circunscribieron su obra al Alto Aragón. En cambio los hermanos Abbad no lo hicieron así.

Agustín Iñigo estudió filosofía en la Universidad de Zaragoza ingresando en la orden Benedictina en el Monasterio de Santa María la Real de Najera. Continuó sus estudios de filosofía en el Colegio de san Juan del Poy, en Galicia, y después en la Universidad de Irache donde recibió los grados de maestro en Artes y doctor en Teología y Cánones. Terminados sus estudios se dedicó a la predicación donde parece que manifestó una profunda erudición.

En 1771 fray Manuel Jiménez Pérez, monje de Santa María la Real y catedrático jubilado de la universidad de Oviedo fue nombrado Obispo de Puerto Rico, y quiso que fray Iñigo le acompañará a la isla en calidad de asistente o socio del mencionado Obispo, y no como secretario como parece que lo solicitó.

Agustín Iñigo viajó por América entre 1772-1778, su estancia no estuvo exenta de polémicas. La aportación más interesante de su estancia fue la Historia de la isla de Puerto Rico. No menos interesante es una obra escrita de forma más personal Viaje a América cuya edición publiqué hace con José María Sánchez.

De vuelta a España Agustín Iñigo comenzará a escribir sobre América. Hombre ambicioso desea escribir un Diccionario General o Enciclopedia Americana, “que diese unidos en un cuerpo todos los ramos de la historia de cada provincia”. Fue el inicio de una nueva fase de investigación a través otros autores, Agustín Iñigo intenta realizar una obra de síntesis sobre la historia de América. Fruto de este trabajo fue la Historia de California, o la Relación de la Florida. El Diccionario General, por desgracia no lo llego a terminar embarcado en un sin fin de obligaciones desde el momento en que es nombrado Obispo de Barbastro (1791) y los difíciles tiempos que le toco vivir; en especial la Guerra de la Convención, y la Guerra de la Independencia.

No menos interesante es la figura de D. Manuel Abbad y Lasierra. Al igual que su hermano, Agustín Iñigo su obra ha sido escasamente estudiada y difundida. D. Manuel Abad y Lasierra ocupó importantes cargos: obispo de Ibiza, de Astorga, Arzobispo de Selimbra, Inquisidor General, miembro de la Real Academia de la Historia, Director del Colegio de San Isidro. Desarrolló una importante labor de búsqueda, estudio y crítica de fuentes medievales españolas, especialmente aragonesas, que creemos que no ha sido valorada en su justa medida.

Sorprende la escasa biografía sobre D. Manuel Abad, que se limita a la biografía de Jorge Demerson (1980) y a dos artículos, en relación con la Ilustración (J. Demerson, 1981) y sus problemas con la Inquisición (López Batalla, 1983). En 2003 realicé con J.M. Sánchez Molledo un estudio de su figura del cual sólo se ha publicado un artículo en la revista Argensola.

Al iniciar la investigación resultaba una figura muy oscura de la cual solamente Latassa había trazado un breve bosquejo enumerando parte de su obra: “Necrologio de la Santa Iglesia de Roda, antigua catedral de Ribagorza en el reino de Aragón, , Plan de la nueva catedral y diócesis de Ibiza, Plan instructivo de Agricultura, Industria y Policía de la campaña en las islas de Ibiza y Formentera, Pastoral al clero de la diócesis de Astorga, Noticia de la vida interior y elogio de las virtudes del Serenísimo Señor Don Juan de Austria, Índice de los Archivos de la Congregación Benedictina Tarraconense, Descripción del Panteón Real antiguo y moderno del Real Monasterio de San Juan de la Peña”, etc. Obra extensa, más de veinte títulos, de los cuales sólo se publicó uno.

Tan exhaustivo conocimiento de las fuentes seinició cuando Carlos III decidió restaurar el Panteón de San Juan de la Peña. Consciente del interés que suscita este asunto en la Corte y Europa, Manuel Abbad informará que ha encontrado la “Cronica de Marfilo”. Se trataba de la Cronica de San Juan de la peña que citan Blancas y Zurita pero que había caído en el olvido.

A partir de este momento Manuel Abbad va a llevar a cabo varias comisiones para la Corona visitando archivos, realizando transcripciones y recopilaciones. No solamente recopilo toda esta información sino que como Ilustrado se involucró en defender los intereses de la Corona plasmado todo ello en una obra titulada “El Real Patronato”. En este discurso Manuel profundiza en la fundación de los monasterios benedictinos de la Ribagorza que no estaban sujetos a Roma sino al Rey. Sancho Ramírez deseaba una iglesia aragonesa independiente no solamente de los Reinos vecinos sino también de Roma y dotó a estas iglesias y monasterios de unas sustanciosas rentas que en el curso de un siglo desaparecieron. Con su estudio Manuel deseaba ofrecer a la Corona el instrumento para la reversión de todas estas iglesias y rentas.

Pero a nosotros nos interesa una obra en concreto: “Genealogía de los condes y Reyes de Aragón y Navarra, copiadas literalmente de memorias inéditas e ilustradas con escrituras originales y otros documentos que se han examinado en diferentes archivos”. Se trata de la obra de una persona madura y de un profundo conocimiento de las fuentes medievales de España. En la obra se citan las principales crónicas y se contrastan con otras fuentes.

Examina las diversas genealogías, no solamente de los Reyes Cristianos sino también de los gobernadores árabes. Se condensa en esta obra todo el conocimiento de este erudito que se adelanto a los grandes medievalistas aragoneses del siglo XX.

Por desgracia, su carrera político-eclesiástica fracaso a consecuencia de la Revolución francesa. Parece ser que el Rey acariciaba la idea de que llevase a cabo la reforma de la Inquisición y para ello le nombró Inquisidor General. Su intento de reforma fracasó y tras un fugaz paso como director del Real Colegio de San Isidro, donde se enfrenta con los nobles, debe retirarse y vuelve a Aragón. Sus últimos años son una gran incógnita, y su obra quedo depositada en la Real Academia cayendo en el olvido.

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