El sistema de apellidos en el Aragón romano

Con la romanización y la progresiva extensión de los derechos de ciudadanía romanos o latinos al territorio del futuro Aragón, además del añadido de la fuerte colonización romana, especialmente mediante la creación de colonias para licenciados del Ejército en una zona estratégicamente importante para Roma como lo era Aragón, cruce de las comunicaciones terrestres con el Cantábrico y especialmente enlace entre las explotaciones mineras cantábricas y leonesas y el puerto de Tarraco, desaparece teóricamente el sistema anterior, pasando a implantarse el sistema de apellidos romano.

Inicialmente, en Roma únicamente existía el praenomen, el equivalente a nuestro nombre de pila. La costumbre acabó por fijar una relación cerrada de nombres, siendo habitual que en las familias se usase especialmente alguno de ellos.

Las familias más poderosas impusieron el uso del nomen, el equivalente a nuestro apellido, que indicaba la filiación gentilicia de cada persona. La gens era en Roma algo parecido al conjunto de personas que se consideraban, fuese ello cierto o no, descendientes de una misma persona, aunque a veces la existencia de la propia persona era mítica. Así, las gens Julia, Claudia, Pompeya, etc.

Entre las familias de la nobilitas o nobleza, se generalizó un tercer nombre, llamado cognomen, que distinguía las diferentes líneas o estirpes dentro de la gens, cada una de ellas bajo la potestad de un paterfamilias, el principal de cada línea.

Por último, podía darse el caso de que, especialmente por alguna gesta militar o política, se otorgase a una persona un nuevo nombre, de carácter honorífico, el agnomen, que podía ser transmitido a sus descendientes, pudiendo incluso aparecer varios agnomina en una única persona.

Así, el primer emperador Claudio, sobrino nieto del emperador Augusto, se llamaba Tiberio Claudio Druso Nerón Germánico Británico.

En su caso, ello significaba que su praenomen o nombre de pila era Tiberio, que era miembro por nacimiento o adopción, de la gens Claudia, y que había heredado los agnomina de Druso, Nero y Germanicus, y que recibió, por su conquista de Britania, el agnomen de Britanicus.

Sin embargo, ha pasado a la Historia con el uso de su nombre principal, Claudio, como su familiar e hijo adoptivo pasó a la Historia simplemente como Nerón.

Como veremos con posterioridad, la mayoría de los apellidos aragoneses están formados sobre la base del latín o de las lenguas romances que le sucedieron.

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