La formación de los Tercios de Barbastro por Luis Alfonso Arcarazo

Dejamos en boca de Luis Alfonso Arcarazo el resumen de su conferencia.

Resumen de «La formación de los Tercios de Voluntarios en el Partido de Barbastro durante la Guerra de la Independencia Española» por Luis Alfonso Arcarazo García

Se ha pretendido dar a conocer la creación de los Tercios de Barbastro que se formaron para luchar contra el Ejército Imperial francés, que había decidido invadir toda la Península Ibérica y cambiar la dinastía borbónica por la familia Bonaparte. Los problemas a los que se enfrentó el Corregidor de Barbastro, Andrés Santolaria, para llevar a cabo la orden dictada por el recién elegido Capitán General, José Rebolledo Palafox y Melci, y su actuación en aquella guerra.

Antes de abordar el tema, se contextualiza la situación del Corregimiento de Barbastro, comentando cual era su población, actividad laboral principal, oficios que desempeñaban los vecinos de la ciudad de Barbastro, incluso el censo de caballerías.

Y tras dar una pincelada discreta sobre los primeros pasos de la sublevación en Aragón, se aborda como fueron los primeros momentos de ésta en la ciudad de Barbastro, con un motín similar al de Zaragoza contra las familias de franceses que vivían en ella.

La movilización

Hay que decir, que la orden de movilización general del 28 de mayo de 1808 fue asumida por todos los hombres en edad militar de una forma multitudinaria, en contra de lo que habitualmente ocurría cuando había que efectuar levas para reemplazar a los soldados que ya habían cumplido su compromiso con el ejército. Hasta tal punto la gente quería combatir contra aquel ejército invasor, que el Corregidor de Barbastro se vio imposibilitado para organizar las compañías por falta de lo más imprescindible: oficiales, armamento, uniformes y caudales para pagarles el “pré” o soldada, remitiendo contantes cartas al Capitán General para que le solucionara el problema. Finalmente, éste designaría como Comandante Militar del Partido al capitán de Infantería retirado Josef Sangenis, que vivía en Monzón, para poner un poco de orden en aquella movilización tan tumultuosa, designando como mandos intermedios a otros militares retirados, nobles o a personas con altura moral sobre los vecinos, y para armarlos ordenó requisar escopetas y carabinas, mientras llegaban los fusiles de Zaragoza.

Un grave problema que planteó la movilización fue que dejó a los pueblos sin autoridades, a las familias sin el sustento del padre y como en muchos casos se alistaron las únicas personas que sabían leer y escribir, se paralizó la administración y la vida de muchas familias y pueblos.

Hay constancia de que en el Partido de Barbastro se levantaron 36 compañías encuadradas en 3 tercios y 6 compañías sobrantes, sumando en total 3.575 hombres de todos los pueblos del Partido, de las cuales 20 irían a defender Zaragoza, 3 quedaron en Barbastro y el resto subieron a defender los puertos del Pirineo, pero la llegada de tan elevado número de voluntarios a aquellos pequeños pueblos pirenaicos creó otros problemas, como los de avituallamiento, sanidad u orden público, lo que determinó un buen número de deserciones.

El Capitán General necesitaba tener la retaguardia cubierta para poder defenderse en Zaragoza, de forma que los Corregimientos altoaragoneses tuvieron encomendada aquella misión, de forma que Barbastro remitió a los Puertos de Plan 7 Compañías del 1º Tercio, 4 Compañías del 2º y 3º Tercios y a Bielsa otras 2 Compañías del 3º Tercio, al mando del Teniente Coronel Joaquín Fernández, que estaba destinado en el castillo de Monzón.

El trabajo también trata de dar a conocer la procedencia de todos aquellos voluntarios y su encuadramiento, ya que en este tipo de trabajos es frecuente mencionar el nombre de las autoridades y de los oficiales, pero se olvida a los voluntarios y soldados, de forma que siempre que se ha dispuesto de estos datos se han plasmado en cuadros para que no se olvide su valentía y abnegación, lo mismo que el apoyados prestado por los vecinos de sus pueblos.

Según los documentos de fray Teobaldo:

  • El 1º Tercio de Barbastro se componía:
    • Compañía con voluntarios de Barbastro, Salas Bajas, Paul y Montarnedo al mando del capitán JOAQUÍN ANDREU
    • Compañía con voluntarios de Barbastro, Salas Altas, Naval y Permisán al mando del Capitán JOSEF ANDREU
    • Compañía con voluntarios de Barbastro, Selgua, Monesma y Naval al mando del Capitán JOAQUÍN BLANC
    • 10ª Compañía con voluntarios de Barbastro, El Grado, Costean, Enate y Fornillos al mando del Capitán RAMÓN AINETO
  • Del 2º Tercio
    • Compañía con voluntarios de Barbastro, Sena, Castellflorite, Albelda, Castillazuelo, Pozán, Rodellar y Berebegal al mando del Capitán PEDRO ARNILLAS
    • Compañía con voluntarios de Alcolea, Santalecina, Estiche, Lamasadera y Alfántega al mando del Capitán ALEXANDRO PITARQUE
    • Compañía con voluntarios de Ponzano, Lascellas, Peraltilla y Villanueva de Sigena al mando del Capitán CENÓN CASTILLÓN
    • Compañía con voluntarios de Barbuñales, Azara, Azlor, Huerta de Vero, Permisán, Fornillos y Estada al mando del Capitán JOSEF ESCUDERO
    • Compañía con voluntarios de Castillonroy y Valdellou al mando del capitán JOAQUÍN ESCOLA
    • Compañía con voluntarios de Binaced, Balcarca, Esplux, Pomar y Conchel al mando del Capitán FRANCISCO FORTÓN
    • Compañía con voluntarios de Bierge, Colungo, El Tormillo, Betorz y Sta. María al mando de MARIANO ALLUÉ Y URRACA
    • 10ª Compañía con voluntarios de Pertusa, Laperdiguera, Lastanosa, Torres de Alcanadre, Betorz y Sta. María al mando de RAMÓN FONCILLAS
  • Del 3º Tercio
    • Compañía con voluntarios de San Esteban, Pelegriñón y Rocafort al mando del Capitán MARIANO BRETÓN
    • Compañía con voluntarios de Laluenga, Suelves, Bárcabo y Lecina con el Capitán AGUSTÍN CASTRO
    • Compañía con voluntarios de Bellber de Cinca y Osso al mando del capitán DOMINGO DE OTTO
    • Compañía con voluntarios de Ballobar, Baells, Ontiñena y Chalamera con el Capitán MARTÍN PANZANO
  • Compañías sobrantes
    • 3 compañías de Tamarite con voluntarios de Tamarite y sus aldeas
    • Compañía al mando del Capitán JOSEF CABRERA
    • Compañía al mando del Capitán PEDRO CARPI
    • Compañía al mando del Capitán AGUSTÍN PURROY
    • Y la de Binéfar al mando del Capitán ÁNGEL RUATA

Primer sitio de Zaragoza

Además del despliegue de las compañías en el Pirineo, los voluntarios de Barbastro apoyaron a la capital de Aragón durante el Primer Sitio remitiendo a siete compañías al mando del Teniente Coronel de Infantería Salvador Campos a las inmediaciones de Zaragoza, a la vez que recogían por los pueblos alimentos y dinero para socorrer a sus defensores. Hay constancia documental que s se aportó 524 arrobas de harina (26.200 Kg.), 246 cahízes (43.984 litros) de trigo y 206 Libras jaquesas y 355 Reales de vellón. Finalmente, el 9 de agosto seis Compañías del Tercio de Barbastro consiguieron forzar el cerco y entrar en la capital, escoltando un convoy de víveres formado por 100 carros y 600 caballerías. Aquel acto le valió al Corregimiento de Barbastro el calificativo de “libertadora de Zaragoza, a la vista de los grandes socorros, así de hombres como de víveres, conque acudió en auxilio de los sitiados en los momentos más críticos y terribles”

En lo sucesivo, el Tercio de Barbastro permaneció en Zaragoza, recibiendo instrucción militar y colaborando en la fortificación de la capital. A las compañías del Tercio de Barbastro que entraron en Zaragoza a finales del Primer Sitio, se fueron incorporando otras, hasta sumar 20 compañías, con 2.014 hombres. En Diciembre de 1808 el Tercio fue militarizado pasando a denominarse Batallón Ligero Monte Torrero con diez compañías, con unos 1.000 soldados, asignándoles como acuartelamiento el convento de Jesús y nombrando como jefe del nuevo Batallón a Domingo Gelabert.

Segundo sitio de Zaragoza

Posteriormente se aborda la participación de los voluntarios del Corregimiento de Barbastro tanto defendiendo la capital desde dentro como desde fuera, ya que en Barbastro se formó con los nuevos voluntarios un Batallón denominado de los Pardos de Aragón. En lo relativo a los defensores que permanecieron en Zaragoza, siguiendo los partes de bajas se ha realizado un cuadro de cómo el Batallón Torrero se fue quedando sin hombres principalmente por las fiebres mas que por los combates, hasta quedar a finales de febrero sólo quedaban 63 soldados útiles.
Gracias a la documentación conservada del Hospital de Gracia, hay constancia de que entre diciembre y febrero los voluntarios de Barbastro causaron 3.252 estancias, habiéndose conservado los nombres de algunos de los voluntarios ingresados: Vicente Aguilar, Francisco Altemir, Antonio Castarlenas, Simón Vidal, Miguel Millaruelo, Jayme Salanova, José Ribera, Domingo Aventín, José Buil, Melchor Casasnovas, Martín Mur, Miguel Valero, Manuel Mozas, Antonio Borruel, Pedro Loriente, Miguel Vistuer, Cristóbal Olivera, Miguel Viñuales, Francisco Bin, José Noguero, Ramón Buisán, Pablo Puyuelo, Isidro Ferraz, Pascual Coscojuela, Mariano Tremosa, Joaquín Lisa, Roque Audina, Juan Javierre, Antonio Jordán, Nicolás Agraz, Vicente Abadías, Francisco Ferrer, José Turmo, Blas Cavero, José Falceto, Pablo Coscolla, Ambrosio Pirla, José Ubiergo, Juan Arnal, Vicente Pascau, Antonio Nadal, Silvestre Rámiz, Santiago Sierra, Josef Alás, Pedro Pueyo, Manuel Abizanda, Antonio Berges, Joaquín Nasarre, Mariano Ferri, Rafael Juste o Ysidro Naya, de los que desconocemos su suerte, aunque hay que sospechar que muchos morirían defendiendo la independencia de la nación.

Por su parte, el Batallón de los Pardos de Aragón o de Barbastro, al mando de Juan Pedrosa se puso en movimiento en diciembre de 1808, desplegándose entre Perdiguera y Leciñena. Estaba formado por las compañías que seguían protegiendo los puertos y por nuevos reclutas movilizados Barbastro, Abiego, Albalate de Cinca, Albelda, Alberuela, Almudafar, Badaín, Berbegal, Belilla de Cinca, Boltaña, Buera, Castejón del Puente, Castillazuelo, Cregenzán, Estada, Fonz, Guardia, Guaso, Ilche, La Almunia de San Juan, La Torrecilla, Lagunarrota, Montesa, Morilla, Naval, Peralta de Alcofea, Plan, San Juan de Plan, Pozán de Vero, Radiquero, San Pelegrín, Saravillo, Señer, Serveto, Sieste, Sin, Xistau y Zaidín.

La noche del 23 de enero de 1809 el general Mortier desplegó en orden de batalla en el llano de Leciñena, siendo la única resistencia la de unos 400 soldados veteranos del Batallón de Los Pardos, que atrincherados en la ermita de Nuestra Señora de Magallón resistieron valerosamente hasta que la caballería francesa les atacó por la espalda. Esta acción es conocida como la Batalla de los Llanos, que le costó a los Pardos unas 250 bajas.

Rendición de Zaragoza y ocupación de Aragón

Finalmente, se relata como la ciudad de Zaragoza se tuvo que rendir el día 22 de febrero, saliendo la guarnición superviviente por la Puerta del Portillo y entre ellos unos pocos supervivientes de los voluntarios de Barbastro, que fueron llevados prisionero a Francia.
Posteriormente, a primeros de marzo de 1809 pasó por Barbastro la primera columna francesa, siendo el comienzo de la ocupación. Por la ciudad pasaron miles desoldados franceses y fue la base del XIIº Escuadrón de la Gendarmería Imperial, lo que al concluir la guerra daría lugar a la Leyenda Negra de Barbastro, debida su abultada guarnición francesa, a que algunos funcionarios, como el Corregidor, fueron también franceses, incluso se creó una Compañía de Gendarmes española, lo que a una persona anónima le vino muy bien para criticar a los barbastrenses y a otras poblaciones del corregimiento como afrancesadas, ni más ni menos que el resto de poblaciones de Aragón que fueron ocupadas por los francesas.

Culmina la conferencia con una serie de consideraciones

  • Tras la rendición de Zaragoza los franceses no encontraron resistencia hasta el Cinca y la línea con Cataluña, y ninguna población resistió al avance del Ejército Imperial.
  • Barbastro se quedó sin autoridades, ya que el Obispo y el Deán se habían exilado, el Corregidor y varios Regidores habían abandonado la ciudad y sólo quedaba el Secretario Pedro Loscertales por enfermedad.
  • La ciudad no había reductos ni un castillo donde defenderse, pero aunque así hubiese sido los jóvenes habían acudido a la defensa de Zaragoza y allí habían caído muertos o prisioneros, y el esfuerzo económico había dejado a la ciudad exhausta.
  • Por todo lo cual los dos únicos Regidores que quedaron se apresuraron en avisar a los franceses que Barbastro era una ciudad abierta.
  • Los guerrilleros siempre encontraron apoyo y en el caso de Mina se le fue a buscar a pesar de haber amenazado al pueblo.
  • En todos los documentos consultados en los que se pedían contribuciones ordinarias o extraordinarias había que apremiar a la gente, ya que voluntariamente nadie pagaba, tanto es así que los Regidores municipales por dos veces estuvieron arrestados, una vez en su casa y otra en La Merced, por la morosidad del vecindario.

Barbastro sufrió más que los pueblos, ya éstos no aprontaban las cantidades de dinero o grano que les correspondía, con lo cual lo tenían que adelantar los vecinos de Barbastro. Con la llegada de las tropas españolas la situación son varió sustancialmente, pues hubo que seguir alojando a soldados a los que había que alimentar, vestir o atender en el hospital, todo lo cual supuso para Barbastro y sus pueblos la ruina absoluta y la perdida de buena parte del patrimonio artístico y monumental, y un tremendo bache demográfico. La ciudad quedó arruinada de tal forma con esta guerra y las posteriores guerras Carlistas no se recuperó hasta finales del siglo XIX o principios del XX.

Luis Alfonso Arcarazo García

Presentación audiovisual del autor como apoyo a la conferencia

Visualización de unos minutos de la conferencia

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